En compañía de un viejo amigo paseamos largo rato por el Serrat de la Palomera entre conversación y risas, recuerdos y añoranzas. Y pasito a pasito subimos al encuentro del Montgros un monolito rechoncho y no demasiado estético pero situado en una privilegiada atalaya que domina la montaña casi completamente. Pocos rincones de Montserrat se ocultan desde allí arriba.
La ruta era sencilla pero agradable, buena roca y disfrutona.
Material: cintas
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