viernes, 24 de agosto de 2018

AGUJAS DE ANSABÈRE. SPIGOLO SUD.310 mts ED. 6a/A1

  El tiempo había transcurrido largamente. Las primaveras se habían sucedido con la cadencia que marca el devenir de los años. Los veranos llenos de colorido habían inundado los valles de exuberante vegetación, y yo año tras año rememoraba esa visión de las altivas agujas que desafiaban los abismos. Anhelaba, incluso soñaba con apenas tocar su textura, acariciar sus contornos pero tan lejanas se hallaban que por mas no alcanzaba.
  Tan pronto una conversación, una suerte de destinos y allí me hallaba dispuesto ha embriagarme de petrechemas, ansaberes y abismos, y roca con sabor a metal, y cuerdas suspendidas entre nieblas difuminadas.
  Todo ello para perseguir un sueño, el eterno sueño de superar lo que parecía imposible, el sueño de arrancarnos el miedo que nos envilece y nos abraza haciendo pesado nuestro paso. El sueño de libertad que da el dejar atrás el miedo.
  Todo transcurrió sumergido en una densa niebla que por momentos nos permitió adivinar algunos relieves, pero que la mayor parte nos tenia presos de un universo gris y de sonidos sin imagen.
   Progresamos con lentitud pero con la determinación de ascender aquel irreconocible perfil que la niebla nos había hurtado. ¿Donde estaba ese abismo salvaje que pretendíamos cabalgar, esa arista afilada de espeluznante exposición? Suponíamos que detrás de ese gris mortecino.
   Con empeño y esfuerzo fuimos superando los duros pasajes que ostenta la vía y en cada uno entregábamos un tributo de poder, desgastandonos cual helado en labios de un niño.
   Algo malogrados superemos la ultima dificultad que dio paso a un descenso, entre nieblas, de lo mas inquietante. Una vez en el collado emprendimos el largo camino de vuelta a Linza saboreando el regusto de una excepcional escalada marchita en colorido,vivaz en la experiencia.




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