viernes, 20 de marzo de 2015

TERRADETS. PARED DE LES BAGASSES. VIA CADE 600 mts V+/Ao MD-

 Ese ímpetu juvenil por lo desconocido caló cual fría lluvia de invierno. Nuestros pensamientos cayeron inmersos en divagaciones montañeras. Él solo sabia que quería hacer un vivac en pared, cedió su voluntad al compañero de cordada y puso en su mano "el como y el donde", y como no hay dos sin tres, incorporamos al tercer hombre. Un aguerrido muchacho de mirada alegre y corazón ilusionado.
 Con la precisión de un chatarrero se ideo la "hazaña", cálculos logarítmicos enlazados con ecuaciones con demasiadas incógnitas dieron como resultado lo inevitable "una empresa de final incierto".  Así que sorteando obstáculos varios arribemos al momento de abandonar la confortable vida de ser humano y entrar en la dimensión vertical.
  Escalamos los primeros largos con fluidez y al tropezar con las primeras dificultades se negocio el transito, no sin pagar con cansancio el tributo que exige la escalada. Al tropezar con el artificial los compañeros tuvieron que atender a la lección, puesto que era la primera y la ultima antes de ponerse manos a la obra. Resolvieron con resoplidos y algún improperio, pero sin perder el buen humor.
  En las proximidades del ocaso aceleramos el ritmo llegando a la feixa "a les palpentes". Allí desplegamos nuestro campamento al pie de una entrañable encina. Comimos y preparemos el lecho del vaquero, que nos acogería aquella noche. La brisa nos acaricio durante la noche, obligándonos a revirarnos alguna que otra vez.
  El amanecer nos arranco de nuestros aposentos, para tras el desayuno re-emprender la marcha. Alguno ya le sobraba aquella demencial agonía de seguir hasta la cima. Pero si nos habíamos propuesto llegar hasta arriba, allí llegaríamos.
  El aire seguía haciéndonos compañía a ratos mas molesto a ratos mas pasajero. Pero a mitad de mañana llego el momento extraño en el que nuestro satélite se interpuso entre el sol y nosotros, y un eclipse se dejo entrever a través de las nubes. El viento arrecio y el momento se torno enigmático y a uno le dio por recordar todas aquellas historias proféticas sobre el fin del mundo y sus variantes. De esos pensamientos me arranco "el muro" al pie del cual la duda asalto nuestros corazones, pero de repente un sonido en forma de palabras rasgo el aire cual rayo en la noche "¡por mi!¡ tira!", así que dicho y hecho, emprendimos con lo que restaba de ruta hasta sus ultimas consecuencias.
  Entre la tripulación ya se notaba el desgaste sufrido y los últimos metros fueron de encarnizada batalla. Una vez allá arriba abrazos y felicitaciones varias, para acto seguido emprender con el descenso que también tenia distracción.
  Y de esta guisa transcurrió el primer vivac de un par de jóvenes que un día quisieron sentir la brisa salvaje de la naturaleza. Espero lo hayan disfrutado......


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